En la costa del desierto de Atacama, junto al océano se encuentra Puerto Huasco. Un pequeño puerto rodeado por el valle y la cordillera de la costa, aferrado al mar y a las entrañas de la tierra.
En este paisaje surge la iniciativa de levantar un parque. Un punto de encuentro, un lugar de recreo y esparcimiento. Luís Triviño Charlin y Lorenzo Triviño Gonzalez, padre e hijo ambos escultores, impulsaron el proyecto a través de una iniciativa Fondart el año 2003.
La obra nace del rescate de un relleno de basura y escombros, inicialmente con pequeños jardines, para luego ser intervenido el terreno creando lugar propicio para la instalación de nuevas estructuras. El terreno recuperado se encuentra entre formaciones rocosas y se eleva sobre una quebrada en dirección al mar, lo que le da una vista privilegiada del sector industrial de la ciudad.
El parque en si es una experimentación escultórica de módulos creados en piedra y madera de eucalipto diseñados por el escultor Lorenzo Triviño, mientras que la ejecución y distribución de las obras corresponde a Luis Triviño. Los materiales usados mantienen una directa relación con el entorno y las estructuras han sido inspirados en ciertos diseños propios del desierto. El parque cuenta con dos módulos, tres en un comienzo pero el desgaste de los materiales elimino este modulo, los cuales corresponden al esqueleto de columpios y la torre-nido que contiene el resfalin para niños. Las estructuras están hechas íntegramente por madera de Eucalipto elegida por su resistencia y flexibilidad, el modulo que alberga a los columpios se asemeja a la forma de un colosal esqueleto donde los columpios y los pilares de la estructura asemejan a las costillas de un ser milenario. La torre que alberga el resfalin, consta de dos pisos, diseñada a semejanza de un nido de pájaros, posee en su segundo nivel una maravillosa vista en 360º.
El parque ademas sirve de relato para una constante y critica tensión entre el ambiente creado por el parque y el complejo industrial que se despliega frente a la costa, una reflexión constante entre la médula natural del desierto y la constante intervención humana.
La obra nace del rescate de un relleno de basura y escombros, inicialmente con pequeños jardines, para luego ser intervenido el terreno creando lugar propicio para la instalación de nuevas estructuras. El terreno recuperado se encuentra entre formaciones rocosas y se eleva sobre una quebrada en dirección al mar, lo que le da una vista privilegiada del sector industrial de la ciudad.
El parque en si es una experimentación escultórica de módulos creados en piedra y madera de eucalipto diseñados por el escultor Lorenzo Triviño, mientras que la ejecución y distribución de las obras corresponde a Luis Triviño. Los materiales usados mantienen una directa relación con el entorno y las estructuras han sido inspirados en ciertos diseños propios del desierto. El parque cuenta con dos módulos, tres en un comienzo pero el desgaste de los materiales elimino este modulo, los cuales corresponden al esqueleto de columpios y la torre-nido que contiene el resfalin para niños. Las estructuras están hechas íntegramente por madera de Eucalipto elegida por su resistencia y flexibilidad, el modulo que alberga a los columpios se asemeja a la forma de un colosal esqueleto donde los columpios y los pilares de la estructura asemejan a las costillas de un ser milenario. La torre que alberga el resfalin, consta de dos pisos, diseñada a semejanza de un nido de pájaros, posee en su segundo nivel una maravillosa vista en 360º.
El parque ademas sirve de relato para una constante y critica tensión entre el ambiente creado por el parque y el complejo industrial que se despliega frente a la costa, una reflexión constante entre la médula natural del desierto y la constante intervención humana.
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